
El sistema bancario mexicano continúa mostrando un dinamismo notable en el sector de tarjetas de crédito, con un crecimiento de más de 1.8 millones de nuevos contratos vigentes durante el último año, alcanzando un total de 37.1 millones de plásticos a junio de 2025. Sin embargo, este crecimiento no ha sido uniforme. El más reciente informe revela una clara consolidación del liderazgo de BBVA México, que capitalizó la mayor parte de esta expansión, mientras que otros bancos como BanCoppel y Banco Azteca enfrentaron una dramática contracción en su base de clientes.
La Estrategia Ganadora: Cero Anualidad Impulsa a los Líderes
El principal motor detrás del reacomodo del mercado ha sido la agresiva estrategia de ofrecer tarjetas de crédito sin anualidad de por vida. BBVA México se posiciona como el gran vencedor de esta contienda, sumando por sí solo 1.37 millones de nuevas tarjetas a su cartera en los últimos doce meses, para alcanzar un impresionante total de 10.7 millones de contratos. Este crecimiento exponencial reafirma su dominio absoluto en el sector.
Siguiendo una estrategia similar, aunque más moderada, Citibanamex logró mantenerse firme en la segunda posición, superando los 9.2 millones de tarjetas gracias a un crecimiento de más de 600,000 plásticos, impulsado principalmente por su oferta de primera anualidad sin costo. Por su parte, Banorte también mostró un desempeño robusto al sumar cerca de 300,000 nuevas tarjetas, consolidándose en el cuarto lugar. En contraste, jugadores como Santander mostraron un crecimiento marginal, evidenciando la dificultad de competir sin una oferta de valor tan contundente.
La Caída de otros Bancos y la Estabilidad del Sistema
El reverso de la moneda lo protagonizaron los bancos vinculados a cadenas comerciales. BanCoppel fue el más afectado, con una pérdida de 835,406 contratos de tarjeta de crédito en solo un año, una caída que lo aleja de los primeros puestos. De manera similar, Banco Azteca vio reducida su cartera en más de 137,000 plásticos. Estas cifras sugieren un posible desplazamiento de los clientes hacia ofertas bancarias más tradicionales y con beneficios más atractivos a largo plazo, como la exención de anualidad.
A pesar de estos movimientos y del crecimiento en el número de plásticos, la salud del sistema se mantiene estable. El índice de morosidad (IMOR) de la cartera de tarjetas de crédito bancarias se ubicó en un 3.30% a cierre de junio, un nivel prácticamente idéntico al del año anterior. Esto indica que, aunque hay más personas utilizando el crédito, la calidad de los deudores no se ha deteriorado, una señal positiva para la estabilidad financiera del país mientras se proyecta un crecimiento moderado en el consumo privado.